Al menos entre tres y cinco veces
al día nos sentamos a la mesa para comer. Sin embargo y pese a ser un acto tan
frecuente ¿Crees que lo haces protocolariamente? Las buenas maneras no sólo
debemos llevarlas a la práctica cuando comemos fuera de casa o cuando lo
hacemos con desconocidos. Tampoco se trata de encorsetarnos o jamás de los
jamases romper el protocolo, hasta el las grandes ocasiones hay momentos para
dejarlos a un lado.
Mis
padres siempre me enseñaron que de poner los codos en la mesa nada de nada. No
cambiar los cubiertos de manos, no cruzar las piernas en la mesa…y otras reglas
o normas que siempre tengo en cuenta. Pero no me había parado a pensar qué
hacer en determinadas ocasiones y por fin, uno de los mayores conocedores del “saber
estar” me resolvió las dudas. Hace unos días acudí a un curso de Protocolo en
la Mesa impartido en la Taberna El Cambullón por Randy Mendiguchía, dos horas
de teoría amena y luego a poner en práctica todo lo aprendido.
Detalles
sobre cómo servir, sentar a nuestros invitados cuando somos anfitriones y por
encima de todo analizar previamente los objetivos…les aseguro que no se
arrepentirán si acuden una tarde a estas clases y además se entretendrán.
¿Qué
alimentos podemos comernos con las manos? ¿Cómo se sirve a la inglesa? ¿Y a la
francesa? ¿De qué color tiene que ser el mantel? Pequeñas cuestiones que podrán
resolver porque sentarse a comer es mucho más que zampar. Por cierto que si hay
alguien que zampaba de lo lindo ese era Carpanta ¿Se acuerdan de él? ¿Qué hacía
mal? Busca e intenta dar con la respuesta
Pero si hubo una pregunta que causó fragor entre los
estudiantes del curso esa fue “¿Qué hacer con el móvil?” Ojo con el aparatejo,
tal vez nos lleve a que nuestra pareja se levante y se vaya harta de que la
atención se la lleve el teléfono